Como muchas mujeres he ido aprendiendo de mi propia feminidad y descubriéndome a lo largo de los años por cuenta propia. Viviendo en un mundo poco educado en este sentido, híper masculinizado, competitivo, en el que se te valora si sigues unos estereotipos determinados, me fui poco a poco alejando de mi misma sin ni siquiera saberlo.
Confundiendo la igualdad de derechos con el ser igual en todos los sentidos, hombres y mujeres nos hemos perdido. El femenino se mira como algo débil y poco productivo y me refiero ahora a la energía femenina como tal, tanto en hombres como en mujeres. Necesitamos ambos encontrar nuestro lugar, conectar y respetar nuestra naturaleza.
Venimos arrastrando patrones ancestrales, donde ciertos aspectos dentro de nuestro proceso natural-vital como mujeres son estigmatizados, y vividos como una condena ya que son un impedimento para el ritmo que se me solicita en la sociedad en la que vivimos. Normalizamos lo antinatural.