El título de este post es como «me relaciono con mi cuerpo», pero se podría titular también como me relaciono con la vida. Sri Aurobindo decía que la práctica del yoga nos pone cara a cara con la extraordinaria complejidad de nuestro propio ser y no puedo estar más de acuerdo con él.

Uno de los aspectos que me llama mucho la atención como seres humanos es la constante evitación de las incomodidades que nos trae la vida. Ese gran apego que tenemos al sentirnos bien y en paz. Todo el mundo quiere ser feliz y estar tranquilo, pero lo relacionamos con no tener problemas y no atravesar dificultades.

Claro es utópico porque en la vida hay tanto alegría como tristeza, tanto momentos de gozo como momentos de dolor, la vida está en constante movimiento. Vivimos desafiando a la vida misma, tratando de evitar lo natural. Es además en estas dificultades y descoloques que nos trae la vida donde se nos presentan los mayores aprendizajes. En el momento que lo estás viviendo solo piensas en salir de ahí pero el tiempo luego te muestra lo valioso de la experiencia.

Desde pequeños nos enseñan a dramatizar las dificultades, entonces a la más mínima, cada uno a su propio estilo, nos las ingeniamos para  evitarlas, para no mirar todo ese revuelo interno que nos está generando. Pero y ¿que pasaría si me  abro a la experiencia, a eso que se está manifestando y que por tanto me está pidiendo ser mirado? ¿porqué lo estoy evitando?  ¿qué cambio interno tengo que realizar para  que así se produzca ese cambio externo, o ese cambio de visión?

¿Porqué no pensar que podemos seguir siendo felices, y estar en paz aún viviendo en la incertidumbre?

En este video te hablo de las sensaciones corporales, pero en realidad hablo de la vida.